La reunión del grupo del G20, que comprende a algunos de los países más desarrollados del mundo, es siempre un foro en el que se tejen acuerdos de largo plazo para el funcionamiento de las instituciones y la economía mundial. La edición de 2021, a realizarse en Italia, tendrá una significación particular, puesto que fue en ese país donde tuvo lugar el primer confinamiento por la pandemia del COVID-19.
Entre los ejes principales de discusión, pueden destacarse dos de ellos. El primero tiene que ver con el manejo de la emergencia sanitaria a nivel global y consistirá en discutir estrategias para la distribución de vacunas y la contención del virus en países pobres; en segundo lugar, deberá tratarse la propuesta del impuesto mínimo global a las sociedades, que ya ha sido consensuado con éxito entre los ministros de finanzas del G7.
Si bien se vislumbra un horizonte de recuperación para las principales economías fruto de la campaña de suministración de vacunas, la rápida expansión del virus en países como Brasil, India y vastas zonas de África amenaza con comprometer esta mejora económica en el mediano plazo. La política de donación de dosis promovida por el gobierno de los Estados Unidos podría ser seguida por otras grandes naciones, a fin de enfrentar la escasez de recursos en algunas regiones del globo.
En cuanto al impuesto a las sociedades, se espera que los ministros de economía y finanzas de los estados miembros confirmen el piso del 15% para el tributo, lo que podría poner freno definitivamente a la carrera de dumping tributario iniciado décadas atrás.